sábado, 12 de abril de 2008

A cualquier otra parte


"...tengo la sal entre los ojos mojados" Zahara



Un día gris cualquiera en Florencia, pero un rumbo trazado. A la playa, a ver el mar, por la morriña, por volver al origen de todo, porque si, porque lo necesitaba, porque no me explico como lo echo tanto de menos aqui, porque me encanta el olor a sal y el sonido de las olas al romperse contra la orilla.

Un tren perdido, un posterior tren perdido y finalmente que si cogí pero a un lugar de playa distinto: Viareggio (provincia de Lucca, y eso siempre es bueno). Nos recibe la lluvia al bajarnos del tren, pero da igual, huele a sal. Un helado de mousse de chocolate de camino al paseo maritimo esperando que parase de llover y paró. La arena de la playa muy sucia, como si hubiese pasado un tifón por alli. El agua fria, helada. Me quito los zapatos, remango mis vaqueros y meto mis pies en el mar. Digo hola, te eché de menos. Me anima un gaditano a bañarme. Me lo pienso un milisegundo. Sí, venga va. El austriaco tambien se anima (el en calzoncillos blancos...nosotros dos en bañador porque teniamos fe en que el dia fuese soleado). Creo que es de las sensaciones más alucinantes e inolvidables de este erasmus. Correr como si se acabase el mundo hacia el mar, helado, para tropezar con treinta millones de olas mientras alguna gaviota vigila el frente. Me zambullo y me siento bien. En calma. Fuera llueve y es algo extrañamente bonito.

Me da igual el frio que he pasado al salir y que me haya tenido que limpiar los pies de arena en el paseo marítimo delante de las personas que pasaban por alli con sus abrigos a prueba de lluvia. No llueve. Hay charcos, eso si (o lagos, como los llaman aqui).

Y paseo, a la orilla del mar hasta el puerto y luego bordeando un canal que te lleva a un lugar donde sentarte a ver pasar las horas mirando el infinito. En ese sitio habia un monton de surfistas congregados. Me da envidia y tras un rato me doy la vuelta, deshaciendo camino volviendo la cabeza (para no olvidar, como siempre). Desde ahi a una enoteca que nos habian recomendado, a tomar fragolino artesano (impresionante) con unas tostadas enormes con jamon york, queso brie y salsa de trufas (L'assasin se llama). Al caer la noche, camino de regreso en tren. Hay viajes que deberian poder hacerse en tren. Sonrisa de oreja a oreja hoy, claro está.

1 comentarios:

Anónimo 13 de abril de 2008, 3:45  

También hubo un día gris, ahora es una noche oscura, lejos del origen de todo... y hasta yo me siento lejos de mi, pudiste ver el mar tocarle, y dejarte tocar de su sal, te mecieron sus olas te abrazó su frío... yo, solo quisiera aire, solo aire, pero la vida se niega a dejarme respirar... solo aire algún día cercano quisiera respirar con la certeza de que esa libertad no se me niegue mas...mientras tanto en mis pocos descanzos en este encierro, te leo te dejo mis felicitaciones por uro, y nefro... algún día la podrás dominar ;)

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