El regreso, los charcos y yo

Tres días en esta ciudad , tres días sin parar de llover. Me recibió sin frio pero tambien sin calor. La nueva etapa comienza y esta vez nadie me espera con los brazos abiertos en el aeropuerto, ni en la estacion de tren. De nuevo arrojarse al vacio.

Era tarde asi que dormi placidamente para al día siguiente ir a comer a la Mensa con todos los que ya habian llegado. La mensa (comedores univeristarios de aqui en los que te hinchas a comer por 2,80) es ahora un comedor de indigentes donde te ponen cubiertos de plastico, no hay luz ni agua, no ponen pasta de primero (porque no hay luz dijo ella), la ensalada grita que no la cojas y el segundo es pollo, pero pollo duro por el mismo precio de siempre. Confiemos que fuese algo temporal producto de las lluvias torrenciales que nos mojan y remojan y de la ausencia de la mayoria de estudiantes. Mañana le daremos otra oportunidad.

Lo dicho, llueve. Llueve mucho.Una lluvia fuerte y ni el paraguas la para. Si vas al supermercado tiene q ser andando porque la bici es un peligro en estas condiciones (lamentable el estado cuando vuelves todo empapado y con un par de bolsas cargadas hasta arriba). Cada media hora me acuerdo de mi padre que si me viese me diría: pero ¿a ti no te gusta la lluvia? pues ahi la tienes. Me sigue gustando, pese a todo, porque el agua arrastra todo, es origen y final, es todo, es ciclo y es un charco tras otro que pisar en el camino. Y porque hasta la Derma no es fea si el rumor de fondo es el agua que cae sobre el tejado y sobre este patio al que da mi ventana.

Todo bien, calma relativa, caos ordenado. Periodo de examenes (si en algun momento descubro las fechas de examenes...que aqui hay que hacer una gimkana para saber donde inscribirte para poder hacerlos y para saber donde tienes que hacer el examen, curioso). Imposible planear huidas, nada. Suena Zahara de fondo. Calma relativa.

"Tienes tanto por hacer: limpiar la casa de sombras tristes (que no te dejan avanzar)..." Zahara