28

Hoy hablaré del ayer.

A veces asusta que de repente un día te pasen veinte millones de cosas y ninguna buena. Hay una extraña ley universal no escrita que habla de que las desgracias vienen de 3 en 3, pero ayer vinieron más numerosas y sin dejar tiempo a respirar. Me chillaron pensando que no tenia razon pero la tenia yo, me vi ante la impotencia de no ser capaz de quedarme sentado estudiando mas de cinco minutos ya que me descubría cada poco mirando fijamente un punto en la pared o incluso viendo a traves de ella.

Desconecta, vete al centro y llenate los ojos de lagrimas cuando veas el duomo. Da las gracias por lo que estas viviendo y lamentate de haber pensado por un momento que todo iba mal (que lo iba).

Y pasee por la plaza del duomo y fui caminando hasta la piazza de la Signoria dejandome embriagar por el centenar de luces que anuncian la Navidad. Preciosa esta ciudad iluminada para la ocasion. El rapto de la Sabina en su sitio, el tiovivo de Piazza Republica girando y la ventana de la Anunzziata abierta. Todo en su sitio queriendo decirme que me calmase que daba igual cualquier pequeño motivo de agobio.

Volvi a casa con una extraña sensacion pero con animos de seguir. La misma cara larga reprochandome cosas y pidiendo disculpas. Pedir perdon es facil, hacerlo de verdad cuesta mucho. Ya no me fio de las miradas ni de los repentinos ataques de amistad exaltada.

Te cae una bronca y a la misma vez te llaman por telefono para recoger a un amigo. EL amigo se equivoca de linea de bus y termina en algun lugar de Firenze. Salgo en su rescate con un sabor a hiel entre los labios. Ya me daba un poco igual todo a estas alturas. Un frio que te morias, la nariz a pocos minutos de congelarse y de nuevo a casa, sin sitio en mi cuarto porque tenia invitados y con un examen por estudiar. Una mierda todo asi a grandes rasgos.

Ponte musica, animate, no esta todo perdido.

Estudio hasta las 2. Me despiertan a las 2.30. Me despierta a las 5. Me ¿despierto? a las 6 y media. Una ducha un cafe y un trozo de panettone. Los miedos se quedan en la parada de autobus.

Una sala extraña en un lugar extraño. Gente que habla en italiano, yo que me siento cada vez más pequeño. Me nombran, me siento y hablo de la artosis. Se me olvidan los nombres de los nodulos de no sé qué, pero me da la enhorabuena ese entrañable hombre de pelo blanco. Un 28. Sonrio. Sonrio por dentro y miro por la ventana mientras firma el acta. Suspiro. Ultimamente suspiro mucho. Algun italiano me mira con cara de complicidad y me siento orgulloso de mi por lo que acabo de hacer. He aprobado Reumatologia.

Llego a casa tras media hora de autobus y me voy quitando capas de ropa.

Ya solo tengo en la cabeza un viaje en avion, me voy, con la musica a otra parte.

Dedicado a todo aquel que no se rindió aunque soplasen huracanes en contra